EL VERDADERO VIAJE INTERIOR NO ES BUSCAR NUEVOS DESTINOS, ES MIRAR CON NUEVOS OJOS.



LA META LA PONES TÚ, NOSOTROS TE ACOMPAÑAMOS EN ESE CAMINO.

domingo, 9 de mayo de 2010

Coaching versus espiritualidad

El otro día, hablando con mi amigo Manu, me decía que le desagradaba (cito literalmente) “el lenguaje autoritario del coaching” porque lo veía muy alejado del momento de búsqueda espiritual en que se encontraba. 
Después del inevitable asombro inicial, me quedé pensando en el porqué de su percepción, puesto que, si de algo puede presumir el coaching, es de no imponer absolutamente nada y de ser totalmente respetuoso con los valores y opiniones de cada cliente.
Es cierto que lo que podríamos llamar el “tono” utilizado por muchos de nosotros puede, de alguna forma, descolocar. Pero ello tiene que ver con que nos hace enfrentarnos a nosotros mismos. Y eso no siempre es cómodo. 
Manu decía que, desde que soy coach le cuestiono demasiado sus “creo”, sus “más o menos” y otras expresiones dubitatibas a las que está muy apegado y le incito a que defina más claramente sus opiniones y sus deseos.
También apuntaba que hablar de “metas” y “planes de acción” le resulta lo menos espiritual que imaginarse pueda. Pero, ¿quién dice que la espiritualidad implique la inactividad y la ausencia de dirección? ¿quien dice que un objetivo no pueda ser, precisamente, “ser más espiritual” y que el plan de acción no pueda incluir, por ejemplo, asisitir a clases de yoga?
Espiritualidad es autoconsciencia y conciencia de que somos parte de un todo. Y en ese camino, el autoconocimiento juega, a mi modo de ver, un papel fundamental. Y es aquí donde entra en juego el coaching utilizando todo tipo de herramientas: PNL, visualizaciones o........ preguntas "incómodas”, tendentes a hacernos conscientes de cómo somos realmente, de qué sentimos, de cómo actuamos y enseñándonos a poner todo ello a nuestro favor y no en nuestra contra.
El proceso implica un cambio y los cambios siempre producen resistencia pero si hay algo seguro es que todas las personas que conozco que se han enfrentado a un proceso de coaching sienten que su vida y ellos mismos, han cambiado a mejor. Y ese cambio es, en gran parte, espiritual.
¿Seguro que son cosas tan diferentes?


miércoles, 5 de mayo de 2010

... equipo,¿dónde está nuestro "ángel"?

… equipo, ¿dónde está nuestro “ángel”?



¡Qué suerte han tenido! ¡Cómo están trabajando! ¡Qué partido han hecho! ¡Cómo pueden haber cambiado tanto!, y sobre todo, ¡si no son mejores que nosotros!

Sí, con frecuencia manifestamos nuestra sorpresa en frases como las anteriores, cuando nos referimos a cómo un grupo ….. no, un equipo, está desempeñando alguna labor o función.

¿Pero por qué unos pueden juntos y otros no pueden, también juntos?, sin duda hay algún misterio, algún secreto que desconocemos y que nos abre la puerta al fracaso o a la ineficiencia, mientras otros, van directamente a lo más alto de la cadena hacia el éxito.

¿Qué puede hacer que nosotros mismos, con nuestro equipo, disfrutemos de actividades y de momentos en los que notamos que además del número de componentes que conformamos el susodicho equipo, existe un componente más que se sienta con nosotros en las reuniones, que entra en el sistema de juego diseñado por el entrenador de forma habitual, que se queda hasta tarde trabando y luego es el primero en estar al pié del cañón, que es compañero indiscutible en las jornadas extralaborales, y, que con su ayuda llegamos a cotas inalcanzables para cada uno de forma individual?, ¿y sobre todo, quién es el hasta ahora “extranjero” que se nos une de vez en cuando?

Ese “extranjero” (hasta ahora) es nuestro “ángel”, ese que llega, se instaura en el equipo y tira de todos nosotros como un bloque de cemento hacia nuestro objetivo, un bloque en forma de rodillo abrumador, desafiante y con una dureza e impenetrabilidad extraordinaria. Este “ángel”, sin duda es el fruto del trabajo bien hecho de todos de forma individual pero con una orientación COLECTIVA, bajo el paragauas de un conjunto de roles perfectamente diseñados para la obtención de resultados grupales.

Es difícil determinar cómo tenerlo entre nosotros, pero suelen ser comunes sus apariciones en aquellos equipos donde los individuos toman conciencia de que ninguna habilidad o capacidad individual por extraordinaria que sea, podrá superar en rendimiento la menor de las respuestas dadas por un equipo con “ángel”, por un equipo en definitiva de alto rendimiento.

Seamos conscientes de que las cosas no suceden porque sí, tienen un origen y una causa, y éste origen y causa son nuestros propios actos, bien individualmente o bien colectivamente.

Un grupo ha de ser un todo, un ente, un “rodillo” con “ángel”, y para eso los componentes deben de dar un primer paso, quizás el más importante, que es el de la HUMILDAD, el de reconocer que por muy efectivo que uno sea, siempre será mayor el retorno si sus recursos los pone a disposición del equipo, si se une a la máquina determinista que supone un grupo de personas alineadas, motivadas y SEGURAS.

Esa humildad es la que realmente nos distingue a las personas, pues tener realmente éxito individualmente ¿es difícil?, creo que no, aunque eso sí, hay muchas clases de éxito. La palabra éxito será diferente para cada uno de nosotros. Pero lo que no es diferente y es común para todos, es la capacidad de conseguir todo aquello que nos propongamos cuando formamos parte de un equipo.

Un segundo factor, doble, que se necesita para atraer a nuestro “ángel”, es la GENEROSIDAD y la RESPONSABILIDAD, entendiendo la primera como el ofrecimiento desinteresado de nuestras habilidades al bien grupal, sin pedir recompensa a cambio (pues ésta llegará al equipo, y posteriormente a nosotros como parte integrante del mismo), y la segunda entendida, como la capacidad para hacer nuestras las debilidades del resto de los compañeros, de forma que podamos integrarlas en nosotros para con el mapa mental que nos distingue a cada uno, tener enfoques y puntos de vista suficientes y diferentes como para re-encuadrar dichas “deficiencias”, y convertirlas en aspectos potenciadores. De ésta manera conseguiremos formar parte de un ente con las habilidades reunidas de todos los que formamos parte de él, y además le sumaremos aquellas nuevas que surgirán tras cambiar las debilidades individuales.

Podría haber más factores, pero me gustaría terminar con el que para mí pone la “guinda al pastel”, con el que es el combustible del “rodillo” que es nuestro equipo, …, la ACCIÓN. En un equipo la palabra ACCIÓN significará y estará detrás de expresiones como ¡vamos a demostrar que podemos!, ¡quién va a estar más cualificado y capacitado para hacer éste trabajo que nuestro equipo!, ¡de qué vamos a tener miedo todos nosotros!, ¡el equipo logrará el éxito!, …, y porque todos estamos expuestos a nivel individual a caer temporalmente en momentos de desidia, de dejadez, de falta de motivación (no hay que flagelarse por ello, hay que manejar nuestra propia autoexigencia para ello), pero, ante esto, el mejor remedio es contagiarte de semejantes en estado de acción, de ver y copiar el ímpetu de compañeros, del deseo desbordante de aquellos que en ese momento están “focalizados” al resultado,…., y cuando a éstos les llegue su momento de “bajón”, entonces, ahí estaremos nosotros, para hacer de patrón de conducta activista, de forma que todos rememos al unísono, de forma que si vemos a algún compañero un poco rezagado le extendamos nuestros brazos para ayudarle a coger el ritmo, en definitiva, de forma que la inercia del “rodillo” sea la que guíe el trabajo de cada uno.

Como diría el tópico, … “pon un ángel en tu equipo”…, tus compañeros, tu autoestima y tu confianza te lo agradecerán.



Pedro Marcos

Coach

www.efic.es

pedromarcos@efic.es